2025 no es un año cualquiera para Adido. La Asociación de Discapacitados Intelectuales de Ourense cumple diez años. Parece un buen momento para detenerse, echar la vista atrás y analizar el trabajo realizado para la inclusión de las personas con discapacidad. Los padres y madres que nos embarcamos en aquel proyecto teníamos claro que se avecinaban horas de entrega, esfuerzo, momentos para alegrarse y ratos para el desánimo. Pero teníamos mucho más claro que nadie lucharía por nuestro/as hijo/as con la misma energía, ganas y compromiso. Una década después estamos orgullosos de lo que hemos conseguido, de los escollos que hemos superado y de lo mucho que hemos avanzado. También somos conscientes de lo mucho que todavía tenemos pendiente, como padres, madres, asociación y como sociedad. Todavía quedan barreras por derribar.
Vamos a volver al minuto uno de nuestra vida como asociación. ¿Qué nos llevó a embarcarnos aquel ya lejano 2015 en esta aventura? No podíamos dejar solos a nuestro/as hijo/as. Debíamos defender su derecho a ser parte de la sociedad ourensana y demostrar sus capacidades. «Sabíamos que no iba a ser fácil, pero teníamos a nuestro/as hijo/as y muchas, muchas ganas e ilusión de conseguir lo que creíamos que merecían», recuerda el presidente de la asociación. Manuel Martín asegura que «siempre tuvimos claro que queríamos que lo/as chico/as tuviesen una ocupación, un trabajo con un salario que les hiciera sentirse incluidos, felices, orgullosos y realizados». Y es que, tal y como recuerda su compañera de directiva Eva Loureiro, «la ONU sostiene que para poder tener un mundo sostenible e inclusivo, todas las personas deben participar en el mercado laboral, de una u otra manera». «Además de ser una cuestión de igualdad de oportunidades, con la inclusión laboral contribuimos a la construcción de una sociedad inclusiva», añadiendo además Eva que «socializar con personas con discapacidad nos hará tener una mejor comprensión y apreciación de la discapacidad».
Utilizando la frase de Eva de que «la inclusión laboral es la mejor forma de inclusión social», Adido gestó un proyecto empresarial sin ánimo de lucro en el que las personas con discapacidad pudiesen desarrollar una actividad laboral adaptada a sus condiciones. Ese sueño se hizo realidad solo un año después del nacimiento de la asociación. Y en 2017 pasó a formar parte de Cegasal. Ese sueño es Aspamadis: una pionera iniciativa en la provincia que hoy da trabajo a diez personas con discapacidad y dos personas de apoyo.
Como ya sabéis hacemos trabajos medioambientales, como limpieza, desbroces y/o mantenimiento de jardines. «Apostamos por una actividad que permitiese a lo/as chico/as trabajar al aire libre» pero, como apunta Manuel, facilitando además que pudiesen interactuar con otras personas. El tiempo ha demostrado que la elección fue acertada. Por eso, como presidente de Adido y Aspamadis, agradece en nombre de las familias el apoyo brindado por instituciones, empresas y particulares que ha permitido pasar de un sueño empresarial al único centro especial de empleo ourensano. Obviamente, considera necesario mencionar a todos los que dijeron sí desde el primer momento. A aquel lejano sí de Benigno Moure Cortés o Caixabank se fueron sumando muchos más. «Trabajamos para instituciones y particulares, pero nos gustaría tener más clientes…». Así que si nos estás leyendo y necesitas jardinero… recuerda esta llamada de Manuel. No busques más porque ya estás en la página web correcta.
Contratar nuestros servicios es más que contratar un servicio de jardinería, ya que «a lo/as chico/as su trabajo les permite independencia económica y participar plenamente en la sociedad» y tal y como explica Eva «redunda positivamente en la mejora de su calidad de vida». «Trabajar cada día para tener independencia económica es mucho más satisfactorio para ellos que ser perceptores de ayudas sociales», insiste.
Como asociación y CEE hacemos un llamamiento para que tomemos conciencia, como sociedad, de que cuando las empresas dan prioridad a la diversidad y la inclusión, se produce un impacto que va más allá de lo laboral y llega a la comunidad. Aspamadis posibilita que diez personas con discapacidad intelectual tengan todo aquello que persiguen y buscan sus familias: igualdad, dignidad y empoderamiento. Es decir, sentirse plenamente partícipes de la sociedad con la que interactúan. «Ganarse la vida con un trabajo acorde a sus capacidades mejora su calidad de vida, su bienestar, les otorga independencia y confianza en sí mismos», confirma Eva.
Fernando Ledo es la persona más indicada para confirmar que estas argumentaciones no son palabras sin más. Él es uno de los dos trabajadores de apoyo de Aspamadis y si tiene que utilizar un único calificativo para definir su experiencia con lo/as chico/as lo tiene claro: gratificante. «El trabajo es una suma de valores, sobre todo el compañerismo», sostiene antes de indicar que «no cabe hablar de discapacidad sino de capacidad y compromiso en el desempeño de las tareas».
Ojalá su testimonio consiga que tomemos conciencia de la importancia de los centros especiales de empleo, porque como apostilla Eva todavía estamos lejos de alcanzar el porcentaje que la Ley de Contratos del sector público reserva para CEE y empresas de inserción. «No se está apostando y haciendo lo suficiente para generar un mercado de trabajo para este colectivo», lamenta. La solución no es sencilla pero sí necesaria, y pasa por eliminar prejuicios. «El principal freno para una empresa a la hora de contratar a este colectivo es el miedo, fruto del desconocimiento», por lo que Eva invita «a no mirar desde la discapacidad sino desde la capacidad». «Los estereotipos frenan a las empresas en su apuesta por estos trabajadores, cuando en realidad lo único que necesitan es un entrenamiento para realizar una labor, igual que cualquier persona», argumenta para finalizar diciendo que «cuando hay una experiencia de inclusión, el miedo se transforma en satisfacción».
Todas estas palabras tienen diez protagonistas. David Rodríguez, Elena Loureiro, Roberto García, Miguel Couto, María José Silva, Rosa María Martín, Miguel Ángel Blanco, Juan Alberto Casalderrey, Jesús César Jensen e Iván Formoso. Ello/as hacen realidad el proyecto inclusivo de Aspamadis. Ello/as acuden cada día a trabajar con una sonrisa. Y la mantienen durante toda su jornada laboral. Porque ello/as inspiran nuestro compromiso como asociación y centro especial de empleo. Porque ello/as son personas por encima de todo.
